La imagen de Franklin D. Roosevelt representa un legado complejo en la historia estadounidense, encarnando tanto la esperanza y la renovación económica durante la Gran Depresión como el liderazgo firme en tiempos de guerra y la expansión del gobierno federal, aspectos que han generado tanto admiración como debate.
Franklin Delano Roosevelt, nacido el 30 de enero de 1882 y fallecido el 12 de abril de 1945, fue el 32º presidente de los Estados Unidos. Proveniente de una familia adinerada y políticamente influyente en Hyde Park, Nueva York, Roosevelt tuvo una educación privilegiada que incluyó estudios en la Universidad de Harvard y la Facultad de Derecho de Columbia.
Roosevelt inició su carrera política como senador estatal de Nueva York y luego sirvió como Secretario Adjunto de la Marina durante la Primera Guerra Mundial. En 1921, contrajo poliomielitis, lo que le dejó paralizado de la cintura para abajo. Sin embargo, su determinación y fuerza de voluntad lo llevaron a seguir adelante en la política, superando los desafíos físicos.
En 1928, fue elegido gobernador de Nueva York, donde implementó programas progresistas que sentaron las bases para su política del New Deal. En 1932, fue elegido presidente de los Estados Unidos en medio de la Gran Depresión, la peor crisis económica en la historia del país. Su presidencia se caracterizó por el "New Deal", una serie de programas y reformas destinadas a revivir la economía, proporcionar ayuda a los desempleados y reformar el sistema financiero.
Algunos de los logros clave del New Deal incluyen:
- La Ley de Seguridad Social (1935): Estableció un sistema de pensiones para los jubilados, seguro de desempleo y ayuda para familias con niños dependientes y personas discapacitadas.
- La Ley de Recuperación Industrial Nacional (1933): Intentó regular la industria para estimular la recuperación económica y mejorar las condiciones laborales.
- La Ley de Ajuste Agrícola (1933): Buscó elevar los precios agrícolas mediante la reducción de la producción.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt adoptó un enfoque de liderazgo internacional, trabajando para apoyar a las democracias en Europa a través de programas como el Lend-Lease antes de que Estados Unidos entrara formalmente en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor en 1941. Su liderazgo fue crucial para la movilización de los recursos del país y la coordinación de la estrategia aliada, trabajando estrechamente con líderes como Winston Churchill y Joseph Stalin.
Roosevelt fue elegido para un cuarto mandato sin precedentes en 1944, pero su salud se deterioró y falleció en abril de 1945, poco antes del final de la guerra. Su legado perdura no solo en las reformas del New Deal y su liderazgo durante la guerra, sino también en la expansión del papel del gobierno federal en la economía y la vida diaria de los estadounidenses.
Si bien Franklin D. Roosevelt es ampliamente recordado y admirado por su liderazgo durante la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, su carrera política también incluye decisiones y acciones que han sido objeto de debate.
Algunas de las críticas hacia Roosevelt incluyen:
- Internamiento de japoneses-estadounidenses: Durante la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt firmó la Orden Ejecutiva 9066, que llevó al internamiento de más de 100,000 japoneses-estadounidenses en campos de concentración, una decisión que ha sido ampliamente debatida por sus implicaciones en los derechos civiles.
- Ampliación del poder presidencial: Sus esfuerzos para expandir el número de jueces en la Corte Suprema (el llamado "court-packing plan") en 1937 fueron vistos como un intento de consolidar el poder y enfrentaron una fuerte oposición.
- Relaciones raciales: Aunque el New Deal ayudó a muchos estadounidenses, las políticas y programas a menudo excluían o discriminaban a los afroamericanos y otras minorías.
Una de las frases más características y emblemáticas asociadas a Franklin D. Roosevelt es:
"The only thing we have to fear is fear itself" (Lo único que debemos temer es al miedo mismo).
Pronunciada durante su discurso inaugural en 1933, esta frase capturó el espíritu de su liderazgo durante la Gran Depresión, inspirando esperanza y confianza en un momento de profunda crisis económica y social.
Franklin D. Roosevelt: A Political Life
Examina la vida política de FDR
Y su impacto en la historia de Estados Unidos.